INTRODUCCIÓN
La reforma curricular que precedió a la actual
Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB) tuvo lugar en el año 1993, en el
marco de una política de mucho mayor alcance en el país (el Acuerdo Nacional
para la Modernización de la Educación Básica, ANMEB), uno de cuyos componentes
fue la formulación de nuevos planes y programas de estudio para la educación
básica. Casi diez años después de esa reforma, en 2002, nació en México el
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), organismo cuya
misión principal es contribuir a la mejora de la educación básica y media
superior mediante la evaluación integral de la calidad del sistema educativo y
los factores que la determinan, siendo uno de los indicadores principales de
dicha calidad los resultados de aprendizaje de los alumnos. Si bien, la
experiencia mexicana en materia de evaluación externa es una de las más
antiguas en América Latina, y mucho antes de 1992 ya se realizaban evaluaciones
de gran envergadura en el país, fue hasta el momento en que nació el INEE que
se concibió esta tarea en un marco de transparencia y con una visión explícita
en materia de difusión de los resultados de las evaluaciones externas.
El siglo XXI al ofrecer tantas posibilidades en lo que se refiere a circulación y almacenamiento de información, plantea a la educación la doble exigencia de transmitir, masiva y eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos teóricos y técnicos que se adapten a las nuevas exigencias del medio, así como alternativas para una actualización permanente en los conocimientos básicos.
El siglo XXI al ofrecer tantas posibilidades en lo que se refiere a circulación y almacenamiento de información, plantea a la educación la doble exigencia de transmitir, masiva y eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos teóricos y técnicos que se adapten a las nuevas exigencias del medio, así como alternativas para una actualización permanente en los conocimientos básicos.
LA REFORMA INTEGRAL DE LA EDUCACIÓN BÁSICA

La
RIEB ha sido un proceso extenso de ajustes curriculares orientados a mejorar el
aprendizaje de los estudiantes.
En el caso de la educación primaria, la RIEB tiene un doble propósito: por una parte, la transformación del currículum de este nivel educativo, y por otra, la articulación de los tres niveles de la educación básica con el fin de configurar un sólo ciclo formativo coherente en sus propósitos, énfasis didácticos y prácticas pedagógicas.
Además, esta reforma se propone modificar las formas de organización y de relación en el interior de los espacios educativos que hacen posible el logro de los objetivos curriculares (SEB, 2008).
Es importante señalar que la RIEB no se concibe como una reforma radical, pues algunos de sus rasgos ya estaban presentes desde la reforma curricular que le precedió; sin embargo, el enfoque de educación por competencias sí resultó novedoso. En lo que se refiere a las nuevas exigencias para los docentes, dos áreas han resultado particularmente desafiantes: la planificación del trabajo educativo y la evaluación de los aprendizajes.
Frente a las prácticas preexistentes, la RIEB exige al docente una dosis importante de participación en el diseño de situaciones didácticas que permitan el logro de los aprendizajes esperados contemplados en el currículum, alineados estos a las competencias planteadas en el perfil de egreso de la educación básica y a los estándares curriculares definidos para este tipo educativo.
En el caso de la educación primaria, la RIEB tiene un doble propósito: por una parte, la transformación del currículum de este nivel educativo, y por otra, la articulación de los tres niveles de la educación básica con el fin de configurar un sólo ciclo formativo coherente en sus propósitos, énfasis didácticos y prácticas pedagógicas.
Además, esta reforma se propone modificar las formas de organización y de relación en el interior de los espacios educativos que hacen posible el logro de los objetivos curriculares (SEB, 2008).
Es importante señalar que la RIEB no se concibe como una reforma radical, pues algunos de sus rasgos ya estaban presentes desde la reforma curricular que le precedió; sin embargo, el enfoque de educación por competencias sí resultó novedoso. En lo que se refiere a las nuevas exigencias para los docentes, dos áreas han resultado particularmente desafiantes: la planificación del trabajo educativo y la evaluación de los aprendizajes.
Frente a las prácticas preexistentes, la RIEB exige al docente una dosis importante de participación en el diseño de situaciones didácticas que permitan el logro de los aprendizajes esperados contemplados en el currículum, alineados estos a las competencias planteadas en el perfil de egreso de la educación básica y a los estándares curriculares definidos para este tipo educativo.
Asimismo,
la reforma curricular trata de impulsar prácticas de evaluación formativa que
brinden al docente evidencias suficientes sobre el aprendizaje de sus alumnos,
gracias al empleo de una gama amplia y variada de estrategias e instrumentos de
evaluación, y le permitan aprovechar esa información para identificar sus
logros al igual que sus dificultades, y ofrecer propuestas para mejorar su
desempeño. Se pretende además que esta nueva forma de abordar la evaluación
retroalimente el mismo trabajo docente y sirva como un medio de comunicación
con otros actores, principalmente los padres de familia, sobre las expectativas
formativas de la educación primaria.
La RIEB pone en el centro de la acción educativa el aprendizaje de los estudiantes. Plantea asimismo, que la planificación didáctica es una herramienta fundamental para potenciar el aprendizaje, lo que supone, como ya se ha dicho, un involucramiento creativo del docente en la creación de situaciones desafiantes para los alumnos, sensibles a sus intereses y conocimientos previos y a la diversidad de sus procesos de aprendizaje.
El trabajo docente también ha de ocuparse de generar ambientes propicios para el aprendizaje que incorporen de manera importante el trabajo colaborativo, la inclusión y la atención a la diversidad. Este último tema es particularmente desafiante al decir de los docentes y con frecuencia les enfrenta a la constatación de que no tienen los elementos de preparación suficientes para vérselas con las cada vez más numerosas fuentes de diversidad en el aula.
Finalmente, cabe decir también que la RIEB insta a los maestros a hacer un uso creativo y permanente de los recursos de lectura, audiovisuales e informáticos que se ponen a su alcance, de modo que no se descanse exclusivamente en los libros de texto como los grandes prescriptores del trabajo en el aula.
La RIEB pone en el centro de la acción educativa el aprendizaje de los estudiantes. Plantea asimismo, que la planificación didáctica es una herramienta fundamental para potenciar el aprendizaje, lo que supone, como ya se ha dicho, un involucramiento creativo del docente en la creación de situaciones desafiantes para los alumnos, sensibles a sus intereses y conocimientos previos y a la diversidad de sus procesos de aprendizaje.
El trabajo docente también ha de ocuparse de generar ambientes propicios para el aprendizaje que incorporen de manera importante el trabajo colaborativo, la inclusión y la atención a la diversidad. Este último tema es particularmente desafiante al decir de los docentes y con frecuencia les enfrenta a la constatación de que no tienen los elementos de preparación suficientes para vérselas con las cada vez más numerosas fuentes de diversidad en el aula.
Finalmente, cabe decir también que la RIEB insta a los maestros a hacer un uso creativo y permanente de los recursos de lectura, audiovisuales e informáticos que se ponen a su alcance, de modo que no se descanse exclusivamente en los libros de texto como los grandes prescriptores del trabajo en el aula.
LOS PILARES DE LA EDUCACIÓN
“La educación a lo largo de la vida se basa en cuatro
pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos,
aprender a ser.
• Aprender a conocer, combinando una
cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de profundizar los
conocimientos en un pequeño número de materias. Lo que supone además: aprender
a aprender para poder aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo
largo de la vida.

•Aprender a vivir juntos desarrollando la
comprensión del otro y la percepción de las formas de interdependencia
–realizar proyectos comunes y prepararse para tratar los conflictos- respetando
los valores de pluralismo, comprensión mutua y paz.
• Aprender a ser para que florezca
mejor la propia personalidad y se esté en condiciones de obrar con creciente
capacidad de autonomía, de juicio y de responsabilidad personal. Con tal fin,
no menospreciar en la educación ninguna de las posibilidades de cada individuo:
memoria, razonamiento, sentido estético, capacidades físicas, aptitud para
comunicar...
Mientras los sistemas educativos formales propenden
a dar prioridad a la adquisición de conocimientos, en detrimento de otras
formas de aprendizaje, importa concebir la educación como un todo.
En esa concepción deben buscar inspiración y
orientación las reformas educativas, tanto en la elaboración de los programas
como en la definición de las nuevas políticas pedagógicas.”
LAS COMPETENCIAS EN LA RIE 2009
El modelo pedagógico de la reforma está sustentado en el enfoque de formación basada en competencias, que trataría de superar la llamada fragmentación educativa, buscando articular conocimientos, habilidades y actitudes en el proceso formativo.
- Competencias para el aprendizaje permanente,
- Competencias para el manejo de la información,
- Competencias para el manejo de situaciones,
- Competencias para la convivencia,
- Competencias para la vida en sociedad.
Éstas se desarrollarían a través de campos formativos,que serían el eje de la organización curricular de toda la educación básica: lenguaje y comunicación, pensamiento matemático, exploración y conocimiento del mundo natural y social, y desarrollo personal y para la convivencia. Los campos atraviesan los planes de estudio, desde el preescolar hasta la secundaria. Las asignaturas a través de las cuales se abordan los campos y se desarrollan las competencias varían en cada nivel educativo, pero su enfoque y articulación proponen un mismo tratamiento pedagógico y didáctico.

Las técnicas tradicionales de formación, basadas en el grupo
como unidad y como base de la programación de acciones y de cursos, han de dar
paso a la consideración individualizada de los avances logrados por el alumnado
y facilitar su reingreso en programas modulares y abiertos
“La formación basada en competencias permite que haya una
relación directa entre las competencias requeridas y los contenidos de los
programas de formación. De esta manera, quienes ejecuten la formación tendrán
un referente para adecuar sus programas y quienes demanden sus servicios
tendrán la seguridad que se adaptan a las necesidades”
Si algo caracteriza esta concepción de la formación, es el
hecho de que:
- Las competencias son cuidadosamente identificadas, verificadas y conocidas por todas las personas implicadas en el proceso de enseñanza aprendizaje.
- La instrucción se centra en el desarrollo de cada competencia y a cada una de ellas acompaña su correspondiente evaluación.
- La evaluación tiene en cuenta el conocimiento, las actitudes y el desempeño como principales fuentes de evidencia.
- La instrucción es predominantemente individualizada y el progreso de los participantes en el programa es al ritmo de cada uno.
- Requiere la participación del alumnado en la elaboración de la estrategia de aprendizaje.
- Las experiencias de aprendizaje son guiadas por una permanente retroalimentación
MOMENTOS DE LA EVALUACIÓN
La evaluación son las acciones dirigidas a obtener información sobre el grado de apropiación de conocimientos, habilidades, valores y actitudes.
La evaluación debe ser formativa por lo que las evidencias de aprendizaje, guían la practica docente. No se trata de medir sino de tener elementos cualitativos
y cuantitativos relacionados con el desarrollo integral del alumno.
La evaluación debe ser
concebida como un proceso, esto implica una interacción permanente. Una reflexión sisitematica y presupone un dialogo con los alumnos. Ademas de aclarar las
dificultades propiciando elementos de mejora en el proceso de enseñanza
aprendizaje

En los
programas de estudio y los materiales educativos, la evaluación se concibe en
términos formativos como un proceso, no como un momento de la enseñanza y del
aprendizaje.
En este sentido, la evaluación formativa implica una interacción
permanente que se realiza en el curso del aprendizaje, una reflexión
sistemática y un diálogo con los alumnos acerca de los resultados obtenidos.
Asimismo, aclara el origen de las dificultades educativas proporcionando al
docente elementos para mejorar los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Para
desarrollar las competencias propuestas en los programas, se requiere una
evaluación formativa por lo que las evidencias del aprendizaje guían la
práctica docente y con ellas, se reconocen las dificultades que los alumnos
pueden presentar en sus procesos de aprendizaje. No se trata de medir, sino
tener elementos cualitativos y cuantitativos relacionados con el desarrollo
integral del estudiante, lo cual implica cambiar la visión de la evaluación.
CONCLUSIÓN
En
suma, como se ha dicho, la RIEB busca poner en el centro de la acción educativa
el aprendizaje de los estudiantes, procurando su formación integral, en función
de las exigencias que plantea la sociedad moderna. Tarea en la que hay mucho
por hacer a juzgar por los insatisfactorios resultados en las evaluaciones
externas nacionales e internacionales. La RIEB tiene en su base una concepción ética del quehacer docente: un maestro que, mediante la generación de ambientes de aprendizaje, propicia en sus estudiantes el desarrollo de competencias y habilidades. Ello plantea muchos retos a los docentes y demanda diversas estrategias de formación, que deberán actuar de manera sinérgica para orientarlo en la transformación de sus prácticas, hacia unas más humanizantes.
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